Prólogo

La imagen que he publicado en el título y en el perfil funciona como prólogo, ya que está íntimamente relacionada con la función del blog. La cual sería filtrar las imágenes a través nuestro, a través de nuestros marcos teóricos y a través de nuestras experiencias de vida. Aquí no hay simulacros de "realidad", no se intenta crear ese efecto, tampoco el efecto de lo verídico.
El ojo, somos nosotros, el agujero, el recorte que hacemos de la realidad para filtrarla por la totalidad de nuestro organismo.
El análisis de las imágenes girara más en torno a lo poético que a lo científico. Intentaré de igual manera hacer una síntesis de estos dos aspectos mencionados.
Es una invitación para que abordemos las propuestas desde la absoluta subjetividad.
Desde la opinión, hasta el más profundo análisis, serán bienvenidos, ya que lo importante de esto es, simplemente, disfrutar del sentir que nos pueden provocar las imágenes.

domingo, 11 de septiembre de 2011

yo-sombra
















































Mi rostro está partido en dos. Una mitad es una sombra que se desvanece. La otra soy lo que intuyo y pienso de mí, y los que los demás intuyen y piensan de mí, lo que proyecto a los demás, nada. El disfraz de un payaso anónimo.
La realidad habita en la sombra que se fuga, en mi parte sin nombre, la que intenta no caer cayendo, adelantándose a la muerte muriendo en la carrera, la que intenta no golpearse golpeándose.
Mí sombra soy yo, una oscuridad que avanza sin nombre entre espinas, lastimándose a ciegas con manos torpes y bestias para el amor.
Mi sombra soy yo, una herida que nunca cicatriza, una lengua purulenta con ojos que derraman palabras infectadas de vacío. Palabras que me atraviesan con imágenes inasibles. Imágenes que sigo con mis pies sombríos y sangrantes.
Mi sombra es la luz que me ilumina el camino de la ceguera.


Protegido, espero la palabra que desprende el tiempo en su fugacidad.

Tras de mí yo que también espera en su fugacidad el desprendimiento de la imagen postergada.

Tras de mí yo y la sombra de su sombra ante la luz que se disgrega en mis ojos.

Siempre en el andén del pasar se vislumbra el porvenir.

Lo miro sin respuestas esperando lo que ya sé.

Sólo nada.

Todo.

El tiempo también tiene la máscara que asusta para velar el edén.

Pero a veces se cristaliza en algo.

Eso es lo que espero.

Desangrar el velo, adentrarlo con boca de mudo.

Pronunciar el silencio dorado que esconde su fugacidad.




Solo






















Cuando todo es inalcanzable el abismo nos llama por delante.

La luz es tenue, triste, descolorida, de morgue.

Las puertas no abren, todo es tan grande.

Nada contiene y el silencio se convierte en el tambor de ritual monótono.

Saltar es peligroso pero la única salida.

O la espera de agonía de todavía, de seguir sólo en la espera de...lo maravilloso.

Un cuento sin fin en el que siempre se muere en el intento.

Se muere solo pero en espera también de no estar solo.

De recuperar un aliento de otro en el último aliento.

De saltar hacia lo esperado confiando de que esté ahí.

Esperando el golpe.

O el abrazo interminable.


Desintegración





















Cómo evitar la desintegración en el intento de nombrarse? Cómo? Si ni me huelo ni me siento lo que digo de mí. Sólo estelas, escombros, restos. No me alcanzo. Una parte de mí siempre escapa. Debería tatuarme el rostro y eso sería mas real que mi nombre, esa palabra que huye. Yo no tengo identidad. El lenguaje tiene mi nombre y no lo encuentro. Por eso mi sombra tiene más cuerpo que lo que veo o ven de mí.
Quiero creer que soy. Quiero creer que existo. El viento me lleva con palabras que no entiendo. Me desintegro en la oscuridad del lenguaje. Alguien me nombrará algún día?